Las inquietudes de Shanti Andía: 035

Libro segundo - Juventud Capítulo I - Mis primeros viajes 035 Pág. 035 de 156 Las inquietudes de Shanti Andía - Libro segundo Pío Baroja Nuestra aventura fue muy sonada en Lúzaro; todo el mundo se enteró, y hubo que pagar el Cachalote a Zapiain, el relojero y corredor de comercio. Para nosotros no era cosa de avergonzarse; los chicos nos admiraban. Yo conté de mil maneras distintas las impresiones que se experimentaban en la cueva del Izarra y demostré que en ella no había nada maravilloso, sino resto del paso de contrabandistas. Mi abuela y mi madre no quisieron, sin duda,. dejarme envanecer con esta aura popular, y después de los exámenes en la Escuela de Náutica, me entregaron en manos de don Ciríaco Andonaegui, capitán de una fragata de la derrota de Cádiz a Filipinas y de Filipinas a Cádiz. Don Ciríaco había comenzado su carrera de marino de la misma manera, con mi abuelo, y era justo hiciese por mí lo que uno de mi familia había hecho por...

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