Las hermosas banderas

Los sueños de la mañana:cuando el sol ya reinaen una madurezque conoce sólo el vendedor ambulante,el que ha caminado ya tantas horas por las callescon una barba de enfermosobre las arrugas de su pobre juventud:cuando el sol reinaen realmes de verdor caliente, en toldoscansados, en muchedumbrescuyas ropas conocen obscuramente la miseria—y centenares de tranvías han ido y venidopor los rieles de las calzadas que ciñen la ciudad,indeciblemente perfumadas, los sueños de las diez de la mañanaen el durmiente solitariocomo un peregrino en su cubil,un desconocido cadáver—aparecen en lúcidos caracteres griegosy, en la sacralidad simple de dos o tres sílabas,plenas del blancor del sol triunfante—adivinan una realidadmadurada en lo hondo, madura ya como el sol,que puede dar alegría o terror. ¿Qué cosa me dice el sueño matutino?“Con enormes y lentos oleajes de mieses azules, el marse abate, trabajando con furor uterino,irreductible,casi feliz —porque da felicidadel...

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