Las aventuras de Arthur Gordon Pym: Capítulo XXV
Las aventuras de Arthur Gordon Pym
de Edgar Allan Poe
Nos encontrábamos ahora en el anchuroso y desolado Océano Antártico, a una
latitud que excedía de los ochenta y cuatro grados, en una frágil canoa y sin más
provisiones que las tres tortugas. Además, el largo invierno polar no podía considerarse
lejano, y era imprescindible deliberar sobre la ruta que debíamos seguir. Teníamos a la
vista seis o siete islas, que pertenecían al mismo grupo y distaban unas de otras cinco o
seis leguas; pero no teníamos la menor intención de aventuramos por ellas Al venir
desde el norte en la Jane Cuy habíamos ido dejando gradualmente detrás de nosotros las
regiones de los hielos más rigurosos; esto, aunque no se halle de acuerdo con las ideas
generalmente admitidas acerca del Antártico, era un hecho que la experiencia no nos
permitía negar. Por tanto, intentar volver sería una locura, sobre todo en una época tan
avanzada de la estación. Sólo una ruta parecía quedar abierta a...
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