Las aventuras de Arthur Gordon Pym: Capítulo VIII

Las aventuras de Arthur Gordon Pym de Edgar Allan Poe Cuando me contemplé en un trozo de espejo que pendía en la cámara, a la sombría luz de una linterna de combate, me quedé tan impresionado por el sentimiento de vago terror reflejado en mi rostro y el recuerdo de la terrorífica realidad que estaba representando, que se apoderó de mí un violento temblor, y apenas me quedaron ánimos para seguir adelante con mi papel. Mas era necesario obrar con decisión, y Peters y yo subimos a cubierta. Allí encontramos todo sin novedad y, manteniéndonos arrimados a los antepechos, los tres nos deslizamos a la escalera de la cámara. Estaba sólo parcialmente cerrada, habiendo tomado precauciones para evitar que la abriesen repentinamente de un empellón desde fuera, por medio de unos calces de madera colocados en el peldaño superior de modo que le impedían cerrarse. No hallamos dificultad alguna en echar un vistazo al interior de la cámara a través de las hendiduras donde están...

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