Las aventuras de Arthur Gordon Pym: Capítulo V

Las aventuras de Arthur Gordon Pym de Edgar Allan Poe Durante unos minutos después de que el cocinero hubiese abandonado el castillo de proa, Augustus se entregó a la desesperación, pensando que jamás saldría vivo de aquella litera. Entonces tomó la resolución de revelar mi situación al primer hombre que se le acercase, creyendo que era preferible dejarme correr mi suerte con los amotinados que perecer de sed en la bodega, pues hacía diez días que yo estaba aprisionado y mi cántaro de agua sólo contenía una provisión para cuatro días. Mientras pensaba en esto, se le ocurrió la idea de si sería posible comunicarse conmigo por el camino de la cala mayor. En cualquier otra circunstancia, la dificultad y el azar de la empresa le hubieran impedido intentarlo; pero ahora le quedaban muy pocas esperanzas de vida y, por consiguiente, poco que perder; por tanto, puso toda su alma en la tarea. Sus esposas eran la primera preocupación. Al principio no vio medio alguno...

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