«¿Qué seguros consejos vas buscando...?»
¿Qué seguros consejos vas buscando,
desgraciado corazón, asqueado de vivir?
Amigo de llantos y enemigo de reír ,
¿cómo soportarás los males que te aguardan?
Apresúrate, pues, hacia la muerte que te espera,
aunque para tu mal prolongues los días;
tanto más lejos se halla tu deleitosa estancia,
cuanto más quieres huir de la muerte incitante.
Con los brazos abiertos sale al camino,
llorándole los ojos por exceso de gozo;
el melodioso canto de su voz escucho,
que dice: «Amigo, sal de casa ajena.
Tomo placer dándote mi favor,
que jamás tuvo hombre nacido,
pues rehúyo a quien me llama,
tomando sólo a quien huye de mi rigor.»
Llorándole los ojos, la cara aterrada,
mesándose el cabello con grandes alaridos,
la vida quiere darme heredades
y el señor de estos dones quiere que sea,
gritando con voz horrible y dolorosa,
cual la muerte llama al bienaventurado;
ya que para quien está avezado al sufrimiento,
la voz de la muerte le será melodiosa.
¡Cómo me maravilla la...
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