Lamento y madrigal sobre Palmira

El polvo, el tiempo, ásperay difícil soledad, desoladomantel seco: aquí no hubonunca el caserío, la planta,los dedos de la lluvia: tierra rotahasta la harina, paisaje ciegoque el viento cambia de lugar. Rara vez en la deshabitadasábana que huye, un cuerpo,una pareja; nunca la monedao la cruz incomprensibledel descubridor, nunca la ruinaduradera de dios en el erial perdido;ni lágrimas, ni espinas, ni vidriosrotos para la pisada antiguadel aborigen, porque sólo destrozo,sólo agria piel de arena,sólo semanas y siglos que bajana Palmira por la delgadacintura del aire, sólo aire. Yo, que salí de mujer como del alba,que ardí, que he muerto pocas vecestodavía y todavía espero por las cosas,hoy vuelvo con la misma camisaque tocaron los pechos de tantas despedidas,vuelvo y te encuentro en tu livianamuerte de materia, y me detengo,no por duda en los pies, no de pasoa la ciudad: es por destino,y traigo mi alma llena de tu páramo,de escombros, de huesos cuyo nombrereconozco y...

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