Lágrimas: 29

Capítulo XXVIII 29 Pág. 29 de 31 Lágrimas Fernán Caballero SETIEMBRE, 1848. En los días que siguieron a la escena que hemos referido y tuvo lugar entre la Marquesa y el millonario, notó Reina a su madre muy preocupada. Vio entrar y salir en su gabinete muchos hombres que le eran desconocidos, corredores, abogados y escribanos, pero la Marquesa guardaba silencio sobre esto, y Reina, triste es decirlo, contra el decoro virginal de una joven, contra los dulces sentimientos de amor y gratitud filial, sólo se ocupaba de su pasión. En su egoísmo de niña mimada, todo lo posponía a su ídolo por ser suyo. Dios puso un fuerte imán en el corazón de la virgen a fin de darle fuerza para abandonar el techo paterno y el regazo de su madre. Pero si la atracción de este imán traspasa sus límites, si hace a las vírgenes frías para sus más santos sentimientos, ingratas, disipadas, desatinadas, vergüenza sobre él, pues salió de sus límites como un agudo y...

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