Lágrimas: 23

Capítulo XXII 23 Pág. 23 de 31 Lágrimas Fernán Caballero AGOSTO, 1848 A pesar del brusco arranque con que se había separado Marcial de sus amigos aquella mañana, el que hacía sospechar que su desengaño amoroso lo llevase a colgar las armas de Cupido, y a retirarse al menos por el pronto bajo su tienda como Aquiles, cuando llegó la hora en que solían reunirse para ir a la tertulia, lo vieron llegar sus amigos con un aire que participaba de desdeñoso y de satisfecho. Se pusieron en camino, precediendo Marcial por la acera a sus dos amigos, tarareando la canción que él mismo había traducido: Si el rey me quisiera dar Madrid su gran villa, obligándome a dejar por eso a Sevilla. -La montaña está preñada, -dijo Genaro a Fabián. -Sí, sí, -respondió éste-, el volcán humea. De aquí a dos mil años desenterrarán debajo de su erupción a Reina y a Genaro cual a Herculano y Pompeya; os prometo ser vuestro Plinio. Llegado que hubieron, Marcial se...

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