Lágrimas: 14

Capítulo XIII 14 Pág. 14 de 31 Lágrimas Fernán Caballero OCTUBRE, 1846. Si alguien hubiera querido pintar un cuarto revuelto, así como se pinta una mesa revuelta, habría podido servirle de modelo una sala que se hallaba situada en el primer piso de una casa de pupilos de Sevilla, en la calle de San Eloy. Con nada podía compararse mejor que con el campo de Agramante en que se hubiesen batido a muerte los numerosos soldados de la ciencia, con los no menos numerosos de la moda. Aquí yacía en el suelo una botella de aceite de Macasar, habiendo perdido hasta la última gota de su sangre. Un diccionario latino mostraba sus mutiladas entrañas, con algunas manchas de negra gangrena. Un frac con el cuello inclinado y los brazos pendientes, estaba desmayado sobre una silla hospitalaria. Algunos libros quizás cobardes o afiliados en las sociedades de la paz, habían huido y se apiñaban en una rinconera. Sobre la mesa mostraba un tintero su negra boca, y parecía un...

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