La vuelta al mundo en 80 días: Capítulo XXIX
La vuelta al mundo en 80 días
Capítulo XXIX
de Julio Verne
Aquella misma tarde, el tren proseguía su marcha sin obstáculos, pasaba el fuerte Sanders, trasponía el paso de Cheyenvoy, llegaba al paso de Evans. En este sitio alcanzaba el ferrocarril el punto más alto del trayecto, o sea ocho mil noventa y un pies sobre el nivel del Océano. Los viajeros ya no tenían más que bajar hasta el Atlántico por aquellas llanuras sin límites, niveladas por la naturaleza.
Allí empalmaba el ramal de Denver, ciudad principal de Colorado. Este territorio es rico en minas de oro y de plata, y más de cincuenta mil habitantes han fijado allí su domicilio.
Se habían recorrido mil trescientas ochenta y dos millas desde San Francisco, en tres dias y tres noches, cuatro noches y cuatro días debían bastar, según toda la previsión, para llegar a Nueva York. Phileas Fogg se mantenía, por consiguiente, dentro del plazo regiamentario.
Durante la noche se dejó a la izquierda del...
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