La Tribuna: 17

Capítulo XVI 17 Pág. 17 de 39 La Tribuna Emilia Pardo Bazán Revolución y reacción mano a mano En la calle de los Castros estaba Carmela, la encajerita, descolorida como siempre y ocupada en oír de boca de Amparo el relato de los sucesos de la víspera. Asomada Carmela al tablero, disimulaba su talle encorvado ya por la habitual labor; pero no sus ojos ribeteados y cansados de fijarse en la blancura del hilo. No obstante su atareado vivir, la encajera gastaba humor apacible e inalterable y poseía la dulzura de las personas melancólicas, una benevolencia claustral. Amparo narraba animadamente; los delegados de Cantabria habían desembarcado entre inmenso gentío que llenaba el muelle y la ribera: ella pensó por la mañana alumbrar en la octava de San Hilario; pero ¡qué octava ni octava!, en cuanto supo la venida del buque, allá se plantó, en el desembarcadero, abriéndose calle a codazos... Los delegados son unos señores..., ¡vaya!, de mucho trato y...

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