La tierra de todos : 18

La tierra de todos de Vicente Blasco Ibáñez XVIII Para Watson empezaron á sucederse los hechos con la rapidez vertiginosa y la falta de lógica de los episodios de una pesadilla que se desarrollan más allá del tiempo y del espacio. Oyó tiros; luego pasaron ante sus ojos varios jinetes á todo galope, mientras otros, deteniéndose, hacían fuego contra los dos andinos. En vano Piola gritaba levantando sus brazos: --¡Hermanos, no nos baleen, que somos gentes de paz y nos entregamos!... Los que llegaban no querían oir y seguían disparando sus rifles á pesar de las órdenes de Robledo. Cayó herido el camarada de Piola, y éste juzgó oportuno echarse al suelo, buscando refugio detrás de su caballo. Cuando todo el grupo de hombres de la Presa acabó de entrar en la explanada del rancho, Watson no prestó atención á las exclamaciones del español, asombrado de encontrarle allí. Tampoco se fijó en los saludos del comisario. Los dos le olvidaron también para...

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