La Revolución de Julio : 31

La Revolución de Julio Capítulo XXXI de Benito Pérez Galdós Este y otros espectáculos tristes deprimieron horrorosamente mi ánimo. Iniciado el despejo de mi entendimiento, ganaba terreno por instantes la querencia de mi familia y el gusto de la vida normal. Pero no volvería yo a mi casa sin resolver dos problemas de importancia: recobrar mi ropa, y saber la suerte y paradero de Mita y Ley. Más fácil era, según Ruy, lo segundo que lo primero, pues sólo Dios podía encontrar una levita y un sombrero en aquel maremágnum de pobreza y confusión. En el Rastro quizás parecerían, y quién sabe si veríamos ambas piezas, dos días después, en la hinchada persona de algún funcionario de la flamante situación popular. No hallando a Mita y Ley en la casa de los Gamonedas, desierta y abandonada, fuimos a la cangrejería de la plazuela de San Miguel, donde nos dijeron que cansada Mita de esperar a Leoncio, y medio muerta de ansiedad, andaba en busca de él, de barricada en...

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