La Revolución de Julio : 27

La Revolución de Julio Capítulo XXVII de Benito Pérez Galdós No sé cuántos de Julio.- Leoncio era: su alegre rostro, su gallarda soltura me cautivaron desde que entrar le vi, reconociendo en él un hermoso ejemplar de la raza de Ansúrez. Su varonil belleza respiraba salud, fuerza, y un perfecto equilibrio de los dos elementos que nos componen, el animal y el hombre. «Éste es Ley -dijo Mita haciendo las presentaciones con una sencillez encantadora, su mano en la mano de él-. Ley, aquí tienes a nuestro amigo Pepe, que, aunque nada me ha dicho todavía, nos protegerá, ¡vaya si nos protegerá!... en la cara se lo conozco. Es un buenazo, y como nosotros, tiene ideas libres». Con cierto embarazo me saludó Leoncio. Yo le animé con mi afabilidad sincera, y él se arrancó a decirme: «Don José, puede creerme que, antes de conocerle, yo le quería, por lo que mi Mita me contaba de usted... Muchas tardes, muchas noches hemos hablado de usted largamente, calculando lo que...

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