La Regenta:VII

La Regenta - Capítulo VII de Leopoldo Alas Estas y otras calidades distinguían a Pepe Ronzal, a quien Joaquinito Orgaz tenía mucho miedo. Tal vez sabía el de Pernueces que Joaquín imitaba perfectamente sus disparates y manera de decirlos. Además, Ronzal aborrecía a don Álvaro Mesía y a cuantos le alababan y eran amigos suyos. Joaquín era uña y carne del Marquesito -el hijo del marqués de Vegallana- y este el amigo íntimo de don Álvaro. -Buenas tardes, señores -dijo Ronzal sentándose en el corro. Dejó los guantes sobre la mesa, pidió café y se puso a mirar de hito en hito a Joaquín, que hubiera querido hacerse invisible. -¿De quién se murmura, pollo? -preguntó el diputado dando una palmada en el muslo no muy lucido del sietemesino. Para piernas, Ronzal. En efecto, las estiró al lado de las del joven para que pudiesen comparar aquellos señores. Joaquín contestó: -De nadie. Y encogió los hombros. -No lo creo. Estos madrileñitos siempre tienen algo...

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