La Primera República : 21

La Primera República Capítulo XXI de Benito Pérez Galdós Díjome en seguida la diablesa que a su bienhechora daba Floriana el nombre de Madrina, y la quería más que a su madre. Oyéndolo, rompí en este exabrupto: «Y la Madrina es Mariclío, la Madre alta y piadosa que nos enseña el arte de hacer felices a los pueblos. No me lo niegues. Esta es una verdad que yo siento en mi corazón...». Alzó Graziella los hombros, ademán que en ella solía tener una significación afirmativa. Luego sacó de su faltriquera un cigarrillo, lo encendió y se puso a fumar tan tranquila, sin pronunciar palabra. Yo proseguí: «Pues ahora te digo que Mariclío está en Cartagena. Lo sé. Y como estoy seguro de ello, quiero que me lleves a su lado, que para eso, no para cosas fútiles y livianas, eres consumada hechicera». Fija la mirada en el suelo, y quitando la ceniza a su cigarrillo, me dijo la diabla que no podía llevarme a donde yo quería, sin obtener permiso y orden expresa de...

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