La noche de Juan

Lo habían detenido en la noche no sabía cuántas noches antes, eran una decena de hombres con picas, espadas, hoces y rastrillos, sus siluetas corno un solo ser animal en la puerta brutalmente recortada contra el campo y el cielo nocturnos, y él recordaría el suspendido gesto de su propia mano, la gota de tinta que caía de la punta de la pluma al papel, y una voz campesina había dicho “frailuco reformón, en nombre de la Santa Madre Iglesia, date preso”, y otros se habían puesto a revolver las pocas pertenencias en busca de no sabía qué, y luego lo habían llevado por el campo duro y frío, atadas las manos, un perro olfateándole las piernas, los hombros robustos de los otros empujándolo en la marcha, y las piedrecitas se le clavaban en las plantas de los pies desnudos, “¿pues no eres de los Descalzos?, aguanta ahora”, “sí, éste es de lo que beben los vientos por la revoltosa Madre Teresa”, y de allí en adelante todo había sido un caminar de aquí para...

Este sitio web utiliza cookies, propias y de terceros con la finalidad de obtener información estadística en base a los datos de navegación. Si continúa navegando, se entiende que acepta su uso y en caso de no aceptar su instalación deberá visitar el apartado de información, donde le explicamos la forma de eliminarlas o rechazarlas.
Aceptar | Más información