La muerte de Salvador Allende
La unidad popular «Es posible que nos aplasten, pero el mañana será del pueblo, será de los trabajadores. La Humanidad avanza para la conquista de una vida mejor (…) », dijo el presidente Allende—«compañero presidente» era el tratamiento que más le satisfacía— a través de las ondas de Radio Magallanes de Santiago de Chile poco antes de caer acribillado por las balas golpistas el 11 de septiembre de 1973 en su despacho del palacio presidencial de la Moneda, bombardeado por tierra y aire. Este hombre de 1, 69 metros de estatura, miope, que no escribía sus discursos porque luego no podía leerlos en las tribunas y sólo se servía de unas breves notas para hablar en público, que también se estiraba y se ponía de puntillas en los momentos álgidos de su verbo, era médico de profesión y como él mismo gustaba de bromear, «candidato perpetuo a la presidencia de Chile». Hijo de un notario, nieto del mítico diputado
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