La Montálvez: II-13

La Montálvez-Parte II: Capítulo XIII de José María de Pereda Y mientras besaba el retrato y le mojaba con lágrimas, el pobre chico pensaba..., ¿en qué había de pensar sino en la desdichada semejanza de su conflicto con el conflicto de la novela que había intentado escribir él? ¿Quién le hubiera dicho cuando se perdía en la maraña de aquella ficción; cuando exponía las dificultades a la marquesa (que debieron de saberla a rejalgar), y a la inocente Luz, que le oía embelesada; cuando, ¡mil veces necio, y estúpido y mentecato!, apuraba la materia delante de ellas, por la pueril vanidad de encarecer el valor de la obra de su ingenio, que había de ser él, el propio Ángel Núñez, vivo y efectivo, quien tuviera que resolver el problema, no como novelista, sino como persona comprometida en un lance verdadero, exactamente igual al lance de su novela? ¡Resolver el conflicto! Pero, después de bien mirado el caso, ¿dónde estaba el conflicto? El conflicto existe...

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