La lucha por la vida III: 046
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La lucha por la vida III Segunda parte
Pío Baroja
No hay que confiar en los relojes ni en la milicia - Las mujeres son buenas - Aun las que dicen que son malas - Los borrachos y los perros
Comenzaba a encarrilarse la imprenta. El trabajo se iba regularizando,
pero Manuel ni un momento podía dejar el taller. Así, que si alguna
diligencia tenía que hacer, la hacía de noche, después de cerrar la tienda.
Jesús seguía viviendo en la casa, sin trabajar y sin hacer nada. Por las
tardes iba a ver al señor Canuto, a charlar con él; luego cenaba, se
acostaba, y al día siguiente aparecía a la hora de comer. Muchas veces
no se le veía el pelo.
Jesús tiene dinero -le dijo una vez la Salvadora a Manuel-. ¿Qué hace?
¿Trabaja en algún lado?
-Que yo sepa, no.
-Pues tiene dinero.
-No sé cómo se las arreglará.
Una noche que Manuel fue a casa de un editor a entenderse con él
para la publicación de unos libros, se le hizo tarde, y al...
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