La lucha por la vida II: 019

IV 019 Pág. 019 de 121 La lucha por la vida II Primera parte Pío Baroja La baronesa de Aynant, sus perros y su mulata de compañía Se prepara una farsa Poco trabajo, poca comida y ropa limpia; estas condiciones encontró Manuel en casa de la baronesa, condiciones inmejorables. Por la mañana, la obligación consistía en pasear los perros de la baronesa, y por la tarde, en algunos recados. A veces, los primeros días, experimentaba la nostalgia de la vida bohemia. Unos cuantos tomos de novelones por entregas que le prestó la niña Chucha mitigaron su afán de corretear por las calles y le transportaron, en compañía de Fernández y González y Tárrago y Mateos, a la vida del siglo XVII, con sus caballeros bravucones y damas enamoradas. Niña Chucha, habladora sempiterna, contó a Manuel en varios folletines, la vida de su amita, como llamaba a la baronesa. La baronesa de Aynant, Paquita Figueroa, era una mujer original. Su padre, rico señor cubano, la envió...

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