La fontana de oro : 37

La fontana de oro Capítulo XXXVI Aclaraciones de Benito Pérez Galdós Al oír Lázaro de boca de las dos esfinges la noticia de la expulsión de su antigua amiga, sintió deseos de coger por el moño a entrambas nobilísimas damas y darles allí el castigo de su crueldad. A pesar de su agravio, y de que no conocía las razones que habían tenido para echarla a la calle, un gran interés por aquella infeliz se despertó en su corazón. Indudablemente, a él le tocaba ampararla en aquel trance, apartarla del vicio a que su soledad podía conducirla, socorrerla, en fin, porque había sido su amiga, le había amado, y en tales casos es de corazones generosos y buenos olvidar las injurias y pagarlas con nobles acciones. Viendo que no le daban razón de su paradero, bajó y salió dispuesto a buscarla. Pero ¿dónde, dónde la iba a encontrar? Clara no conocía a nadie en Madrid. Sí: conocía a Bozmediano. Esta idea enfrió repentinamente la generosidad del joven. «Tal vez...

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