La farisea : 06

Capítulo V 06 Pág. 06 de 12 La farisea Fernán Caballero Fácil es conjeturar los esfuerzos que haría Bibiana para disuadir a su marido de su propósito de ir al teatro de la guerra, y para determinarle a que aceptase el brillante puesto que le había sido ofrecido: esfuerzos tanto más francos y apremiantes, cuanto que en esta ocasión podían gastar el mismo lenguaje el interés del cariño y el interés de la ambición. A la mañana siguiente, hallándose en el almuerzo discutiendo sobre este punto con su marido, entró Luciano. Este, después de la salida del general de Puerto Rico, había pedido su traslación a la Península, y se hallaba con licencia en Madrid. Cuatro años habían pasado, y ahora unía Luciano al entusiasmo del joven la sensatez del hombre hecho. Bibiana sintió al verle entrar la más violenta contrariedad. Un secreto instinto le decía que nunca estarían de acuerdo en aquello que concerniese al general, y una latente pulsación de la...

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