La de San Quintín: 11

La de San Quintín de Benito Pérez Galdós Escena X DON JOSÉ, ROSARIO, en traje de viaje, muy elegante. ROSARIO.- Señor de Buendía... DON JOSÉ.- (Abrazándola.) ¡Rosario, hija mía! ROSARIO.- (Examinándole el rostro.) Viejecito, sí... pero muy bien conservado. ¡Qué hermosa ancianidad! DON JOSÉ.- ¡Y qué hermosa juventud! (Se sientan.) ROSARIO.- Paréceme que veo a mi abuelito... ¿Se acuerda usted? DON JOSÉ.- (Con recordar penoso.) ¡Ah...! ROSARIO.- Y a mi padre. DON JOSÉ.- ¡Pobre Mariano! Si hubiera hecho caso de mí no te verías hoy en tan triste situación. Pero tanto a él como a tu mamá, las verdades de este viejo predicador, por una oreja les entraban y por otra les salían. Durante el tiempo que administré los cuantiosos bienes de la casa de San Quintín en esta provincia, luché como un león para poner orden en el presupuesto de la familia. ¡Ay! era como poner puertas al campo. Tuvo que dejar la administración....

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