La de Bringas: 24

XXIV(La de Bringas) de Benito Pérez Galdós Fue preciso traerle un vasito de agua, desabrocharle el corsé, y no sé qué más. -Pero yo..., ¿cómo...? -exclamaba Rosalía, mucho después, espantada-, ¿cómo puedo yo...? -Pidiéndolo a don Francisco. Le daré interés, el rédito que quiera y un pagaré en toda regla... Traerá la carta de mi administrador para que la vea. Dice que cuente con la renta para el 15. No es mi administrador como el de doña Cándida, un vano fantasma, sino un ser de carne y hueso. Bien se conoce eso en que sus anticipos son siempre al veinte por ciento. Rosalía denegaba enérgicamente con la cabeza y con la voz... -Hija mía, usted se hace ilusiones. Mi marido no tiene un cuarto. Y si lo tuviera, no lo daría. Usted no le conoce... A esta razón terminante opuso la angustiada señora otras que denotaban su perspicacia y los infinitos recursos de su ingenio. Que don Francisco tenía era un punto inconcuso, superior a todas las dudas. Sentado este...

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