La de Bringas: 19

XIX(La de Bringas) de Benito Pérez Galdós Y luego, llevando sus ideas a un terreno muy distinto del de la caridad, aunque también muy interesante, se dejó decir lo que a la letra se copia: -¿Me podrán decir ustedes dónde y cómo y de qué manera podría yo colocar un poco de dinero, una cantidad que me sobra?... Que sea cosa segura y con un producto moderado... El efecto que estas cláusulas hicieron en las dos amigas no fue tan grande como debía esperarse. En la cara de Rosalía se pintaba una incredulidad indiferente, que poco después se resolvió en alarma, recordando que el préstamo de cinco duros solicitado un mes antes por Cándida, había tenido un preámbulo parecido al que acababa de oír. Milagros, sin tener confianza en lo que la García Grande decía, sospechaba que hubiese algo de verdad en ello, o lo que es lo mismo, se amparaba a lo absurdo como el desesperado que se agarra al clavo ardiendo. -Pero diga usted, Cándida..., ¿ese dinero lo tiene...

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