La de Bringas: 11

XI(La de Bringas) de Benito Pérez Galdós Se determinó, sí, y para explicar la posesión de tan soberbia gala, tuvo que apelar al recursillo, un tanto gastado ya, de la munificencia de Su Majestad. Aquí de las casualidades. Hallábase Rosalía en la Cámara Real en el momento que destapaban unas cajas recién llegadas de París. La Reina se probó un canesú que le venía estrecho, un cuerpo que le estaba ancho. La real modista, allí presente, hacía observaciones sobre la manera de arreglar aquellas prendas. Luego, de una caja preciosa forrada de cretona por dentro y por fuera... una tela que parecía rasete..., sacaron tres manteletas. Una de ellas le caía maravillosamente a Su Majestad; las otras dos no. -Ponte ésa, Rosaliíta... ¿Qué tal? Ni pintada. En efecto, ni con medida estuviera mejor. -¡Qué bien, qué bien!... A ver, vuélvete... ¿Sabes que me da no sé qué de quitártela? No, no te la quites... -Pero señora, por amor de Dios... -No, déjala. Es tuya por...

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