La corona de fuego: 56

La corona de fuego o los subterráneos de las torres de Altamira de José Pastor de la Roca Capítulo III - El aviso oportuno ¡Recuerdo del amor ¡oh! cuánto vales! ¡Cuál revelas tu magia poderosa! Nadie se había apercibido, al parecer, de una misteriosa señal que dirigiera disimuladamente Ataulfo a uno de sus criados o confidentes que asistiera al acto desde un ángulo de la pieza, y confundido entro la soldadesca, nadie por consiguiente, pudo notar la desaparición de aquel hombre en los momentos en que tomaba un giro alarmante y amenazador el diálogo. Sentamos este precedente necesario a nuestra narración, como que influye poderosamente en la acción del drama que vamos ya desenlazando. El día era ya entrado. Un sol esplendoroso alzábase en el Oriente, rodeado de una aureola inmensa de fuego, o iluminaba el espacio con su punzante brillo luminoso. Las brumas del crepúsculo disipábanse en vaporosa neblina, y retiraban sus pliegues flotantes de plateada nieve. Era...

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