La corona de fuego: 47
La corona de fuego o los subterráneos de las torres de Altamira
de José Pastor de la Roca
Capítulo II - Obstinación
Temple de acero fue que en vano altivo
Quiso ablandar el mismo soberano,
Tesón provocativos
Con que el orgullo insano
Hizo alarde agresivo.
El joven caballero que dijimos, había de pie Junto al rey, y en quien debe haber reconocido el lector al pretendido Lucifer, no podía ya reprimir su cólera, contenida únicamente por el precepto de permanecer impasible que le impusiera la voluntad del mismo rey.
-El interrogatorio está ya terminado por mi parte, rey Alfonso, dijo la vieja con su habitual audacia; basta por ahora.
-¿Y eres tú, preguntó éste con destemplada cólera, quien se atreve a tomar la iniciativa en este caso?
-Sí; al principiar el acto impuse un límite a mis revelaciones, y hemos llegado ya al mismo, sin que pueda alcanzar todo el poder de tu voluntad para salvarlo.
Miráronse todos estupefactos ante esta salida tan extraña de la acusada,...
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