La corona de fuego: 36

La corona de fuego o los subterráneos de las torres de Altamira de José Pastor de la Roca Capítulo V - Que trata del apuro en que colocara al cuadrillero su doble compromiso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ¡Laberinto fatal! ¡suerte enemiga! ¿Cómo salir del dédalo sombrío De ese artificio de maligna intriga? Lucifer, por su parte, no se descuidaba en proveer a la mejora de las fortificaciones de la alquería: redoblaba sus esfuerzos y aglomeraba materiales y gente, reclutando nuevos soldados y concentrando aquellos tercios dispersos que recorrían la comarca en forma de guerrillas errantes y aventureras. Un buen resultado coronó sus esfuerzos, y en bien pocos días empleados en infatigables pesquisas, pudo conseguir abastecer de gente y víveres aquella pequeña fortaleza, poniéndola en estado de regular defensa y enajenándose al propio tiempo, con liberalidades y dádivas, la voluntad de aquella soldadesca corrompida y mercenaria, instrumento...

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