La corona de fuego: 31

La corona de fuego o los subterráneos de las torres de Altamira de José Pastor de la Roca Capítulo XIV - El monje de Sahagún Fantástico avanzaba, Cual fatídica sombra aparecida; Su porte fascinaba Y su acento tronaba, Cuando en jerga fingida, Mensajero de un santo se llamaba. La misma noche y a la misma hora en que tuvo lugar el cuadro de familia que dejamos delineado en el antecedente capítulo, y como una coincidencia singular e inexplicable, el rey D. Alfonso de León, hallábase en la ciudad de este nombre, retirado en la cámara regia de su alcázar desde bien temprano; circunstancia extraña en un joven bullicioso y cuyo carácter caballeresco han poetizado las crónicas con las más románticas aventuras amorosas, definido además como el más apuesto galán de su época. S. A. sufría un ataque de migraña, ese accidente en él tan frecuente, que le exponía a violentos vómitos y a otras consecuencias desagradables. Por esta causa habíase visto obligado aquella...

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