La corona de fuego: 29

La corona de fuego o los subterráneos de las torres de Altamira de José Pastor de la Roca Capítulo XII - Capitulación Su mutuo compromiso Faérales conservar muy necesario; Este prudente aviso Alejó un rompimiento temerario Y el nublado deshizo. Constanza pareció recapacitar un momento. Era la pantera que amagara uno de esos saltos elásticos tan fatales para sus víctimas, que los esperan con un terror semejante a una agonía angustiosa. Ataulfo temía también aquel embrión misterioso que el instinto parecía presentarle con un colorido siniestro, infundiéndole un terror indecible, como que procediendo de aquel enemigo abiertamente declarado, que la fatalidad le deparara, tan astuto y tan irresistible, érale inminente una lucha tenaz, en la cual, aun teniendo, al parecer, ventajas positivas de su parte, empezaba ya a anunciarse el desaliento. Al fin, la voz vibrante de la condesa dejóse oír con su acento clásico de provocadora burla, mal disfrazada a veces por un...

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