La corona de fuego: 27
La corona de fuego o los subterráneos de las torres de Altamira
de José Pastor de la Roca
Capítulo X - La sorpresa
¿Quién creyera que allí les acechara
Valiente y justiciero
Ese rey caballero
Que celoso de amor, allá prepara,
Un castigo severo
Que a su, pecho y honor solo declara?
Al salir de la estancia, ninguna precaución se tomó respecto al aventurero.
Omar-Jacub así lo previno al nubio por medio de un signo harto significativo para éste y que pasó para los demás enteramente desapercibido. Así es que no le vendaron los ojos ni le pusieron el más leve impedimento en la exploración del terreno que iban hollando, y que tan presto pronunciábase en declive, como en una planicie cómoda y suave.
Era una grande gruta prolongada, especie de mina o subterráneo bastante desahogado, sostenida su bóveda por enormes pilastras y arcadas de tosca mampostería.
Sus paredes laterales eran de sólida sillería, y cerrábanse en medio punto a una altura considerable.
De...
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