La corona de fuego: 26

La corona de fuego o los subterráneos de las torres de Altamira de José Pastor de la Roca Capítulo IX - Que es continuación del anterior Maquiavélica trama allí se urdía, Y los dos criminales instrumentos con cínica falsía Su sistema de horribles fingimientos Redoblan a porfía, De venganza y de cólera sedientos. Ante aquel atentado sacrílego contra el pudor, la hermosa dama despertó despavorida, abrió los ojos, el rostro encendido de vergüenza y sus músculos contraídos por una indignación que en vano quiso reprimir, atemorizada quizás por una significativa mirada de Omar, rápida como el relámpago, pero que, sin embargo, no pasó desapercibida del joven, que vio en ella un rayo providencial de luz, ante el cual disipáronse íntimamente las sombras de su alma. Dos lágrimas rodaron por las mejillas de aquella mujer tan bella, tan incitante, y resbalaron como dos perlas líquidas sobre aquel rostro hechicero. Sus ojos posaron luego sobre el mancebo una...

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