La corona de fuego: 20

La corona de fuego o los subterráneos de las torres de Altamira de José Pastor de la Roca Capítulo III - La conferencia Por cierto que el destino del magnate Marcha ya a su ruina, Mientras la suerte abate El porvenir del pacto que adivina Tras de lucha tenaz y en crudo embate. (A. DE BAENA.) El joven cuadrillero no faltó por su parte a la cita. Con la debida oportunidad se apresuró a hacer uso del documento que, por un especial privilegio, le permitiera llegar hasta él mismo departamento privado del obispo, conocido por la sala del Sagrario. Devorábale la curiosidad y la impaciencia por rasgar el velo del enigma y conocer al singular personaje que le diera aquella cita misteriosa. Esa curiosidad, esa impaciencia, ardían en su mente, violentando su deseo de una manera enérgica, y aun tal vez un presentimiento secreto, que no podía alcanzar a comprender, parecía estimular esa misma ansiedad intensa, febril e instintivamente sostenida a la altura, quizás, de su...

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