La corona de fuego: 14

La corona de fuego o los subterráneos de las torres de Altamira de José Pastor de la Roca Capítulo V - Revista de actores y de sus caracteres ¡Descórrese el telón!... en el proscenio Figuran ya alineados Por la mágica mano de un mal genio, Seres predestinados A sucesos fatales y arriesgados. Aquel día de festejos, de algazara y regocijo, en que se había roto el dique a las pasiones comprimidas hasta entonces por la severa disciplina social del conde, cuyos actos familiares más íntimos solían rodearse de un lúgubre y misterioso aparato, sucedió una noche plácida y serena, embalsamada por la brisa que recorría el ambiente y murmuraba en los follajes del parque. Habíanse levantado los pontones del foso, y calado, como en la noche anterior, los rastrillos de la fortaleza, haciendo crujir las pesadas cadenas de las compuertas, habiéndose obligado de antemano a evacuar su recinto a aquellas turbas de importunos vasallos que acudieran como enjambres de abejas a comer...

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