La corona de fuego: 13

La corona de fuego o los subterráneos de las torres de Altamira de José Pastor de la Roca Capítulo IV - La comida de boda Hubo festín, y música y bullicio, Cínica competencia De intemperante gula; ¡odioso vicio! Llegó a tal la impudencia, Que más de un comensal salió de quicio. Terminada la celebración de la misa, en la cual tuvo lugar la ceremonia de velación de los desposados, faltaba todavía la bendición del tálamo y de la pieza o recámara donde se hallaba, ceremonia indispensable, sin cuyo requisito aquel matrimonio hubiera concluido por una profanación impía, así que, el obispo, cuando hubo concluido su celebración, llevó a efecto aquella ceremonia al son de clarines, guzlas y cimbalillos, que formaron, con los ¡vivas! de los villanos que gritaran en las afueras, un concierto estrepitoso y anómalo. Fue entonces cuando, retirados al salón de familia, tuvieron lugar los plácemes y enhorabuena: siguieron luego las galanterías familiares que, en...

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