La Conquista del Perú: 20

La Conquista del Perú de Pablo Alonso de Avecilla XIX - Victoria El estampido del cañón no aterraba a los cuzqueños, las armas no brillaban a los rayos del Sol, y entre los dos ejércitos reinaba la calma más profunda. Almagro salió de la ciudad, lleno de las dulces esperanzas que su razón, su sensibilidad y su amor le inspiraba; y el senado y los peruanos esperaban tranquilos el resultado definitivo de la negociación. Coya al frente de sus batallones, parecía ya perder aquel entusiasmo guerrero que en las líneas intestinas la había conducido a la victoria; la languidez del amor brillaba en su semblante y el amor endulzaba su alma, y realzaba sus encantos. Ocollo sumergida en dolor, lloraba por Atahulpa, y la ruina de su patria; recordarla el nombre de Pizarro era su mayor tormento; el matador del Inca no podía hollar la tierra al mismo tiempo que la hermosa. Llegó Almagro a su campo y Pizarro y Luque infatigables no pensaban en honrosas paces para los peruanos;...

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