La Cartuja de Parma: XXIII

La Cartuja de Parma: I de Stendhal En medio de este odio el general contra Fabricio, sólo el arzobispo Landriani se mostró fiel a la causa de su joven amigo; se atrevía a repetir, aun en la corte de la princesa, la máxima de derecho, según el cual, en todo proceso, hay que conservar un oído puro de prejuicios para escuchar las justificaciones de un ausente. Al día siguiente de la evasión de Fabricio, varias personas habían recibido un soneto bastante mediano que celebraba la fuga como una de las más bellas acciones del siglo y comparaba a Fabricio con un ángel que desciende hacia la tierra con las alas extendidas. Dos días después, por la noche, toda Parma repetía un soneto sublime. Era el monólogo de Fabricio bajando por la cuerda juzgando los diversos incidentes de su vida. Este soneto dio a Fabricio una notable fama en la opinión por dos versos magníficos todos los peritos reconocieron el estilo de Ferrante Palla. Pero al llegar aquí necesitaríamos acudir al...

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