La Cartuja de Parma: XXII

La Cartuja de Parma: XXII de Stendhal Durante el día, Fabricio fua víctima de algunas reflexiones serias y desagradables. Pero conforme iba oyendo dar las hora que le acercaban al momento de la acción, sentíase más alegre y mejor dispuesto. Habíale escrito la duquesa advirtiéndole que pronto se sentiría como sorprendido por el aire libre y que apenas estuviera afuera de la prisión se encontraría en la imposibilidad de andar. En tal caso más valía exponerse a ser cogido que tirarse por el muro de los ciento ochenta pies. Si esa desgracia me sucede, decía Fabricio, me echaré contra el parapeto, dormiré una hora y volver a empezar. Ya qué se lo he jurado a Clelia, prefiero caer desde alto de un muro que estar siempre meditando acerca del sabor d pan que coma. ¡Qué horribles dolores deben sentirse hacia el fina cuando muere uno envenenado! Fabio Conti no se andará con rodeos; me dará el arsénico con que ha matado las ratas de la fortaleza. Hacia las doce de la...

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