La Cartuja de Parma: XXI

La Cartuja de Parma: XXI de Stendhal En la época de sus desgracias, ya hacia casi un año, la duquesa había conocido a un hombre extraño. Un día, en que tenía la luna, como se dice en aquella tierra, se le ocurrió de pronta por la tarde, irse a su castillo de Sacca, situado más allá de Colorno en la colina que domina al Po. Se divertía embelleciendo esa fina amaba el amplio bosque que corona la colina y toca al castillo mismo y se ocupaba en abrir en él senderos que tuvieran vistas pintorescas. -El mejor día la raptan a usted los bandidos, hermosa duques -le decía una vez el príncipe-; es imposible que un bosque en donde se sabe que usted se pasea, permanezca desierto. El príncipe miraba al conde, cuyos celos quería excitar. -Nada temo, Alteza Serenísima -respondió la duquesa con un ingenuo-, cuando paseo por mis bosques. Tengo un pensamiento que me tranquiliza: no he hecho daño a nadie ¿quién puede odiarme? Estas palabras fueron consideradas como una...

Este sitio web utiliza cookies, propias y de terceros con la finalidad de obtener información estadística en base a los datos de navegación. Si continúa navegando, se entiende que acepta su uso y en caso de no aceptar su instalación deberá visitar el apartado de información, donde le explicamos la forma de eliminarlas o rechazarlas.
Aceptar | Más información