La Cartuja de Parma: XVIII
La Cartuja de Parma: XVIII
de Stendhal
Así, pues, a pesar de su absoluta devoción por el preso,
la Duquesa y el primer ministro no habían podido hacer gran
cosa e su favor. El príncipe estaba furioso, la corte y el público
picad contra Fabricio y encantados de verle desgraciado;
había sido demasiado feliz. A pesar de tirar el oro a
manos llenas, la duquesa n adelantaba nada en el sitio de la
fortaleza. No pasaba día sin que la marquesa Raversi o el
caballero Riscara mandasen algún aviso general Fabio Conti
para robustecer su vigilancia.
Ya hemos dicho que el día de su detención, Fabricio fue
conducido primero al palacio del gobernador. Es ésta una
pequeña y preciosa construcción del siglo anterior, hecha
según dibujos de Vanvitelli y colocada a ciento ochenta pies
de altura sobre la plataforma de la inmensa torre redonda.
Desde las ventanas de este palacete, aislado sobre el lomo de
la enorme torre como la giba d un camello, veía Fabricio el
campo y a lo lejos los...
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