La Cartuja de Parma: XVII
La Cartuja de Parma: XVII
de Stendhal
El conde se consideraba como fuera del ministerio.
Veamos, pensó, cuántos caballos podremos tener después de
mi caída, que así es como se llamará mi retirada. El conde
hizo la cuenta de su fortuna: cuando entró en el Ministerio
tenía ochenta mil francos; con gran extrañeza halló que,
contándolo todo, su haber actual no llegaba a quinientos mil
francos. Estos son veinte mil francos, de renta, a lo sumo,
dijo. Hay que confesar que soy un gran loco. No hay en
Parma un burgués que no crea que tengo ciento cincuenta
mil francos de renta, y el príncipe sobre este punto es más
burgués que nadie. Cuando me vean en la miseria dirán que
sé muy bien ocultar mi fortuna. ¡Vaya!, exclamó, si soy aún
tres meses ministro, la veremos doblada esa fortuna. Encontró
en esta idea una ocasión para escribir a la duquesa, y
la aprovechó con avidez; pero para hacerse perdonar una
carta, en la situación en que se hallaban, hubo de llenarla...
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