La bohemia londinense: 4
La bohemia londinense Capítulo IV
de Antonio de Hoyos y Vinent
De la selva virgen al... Jardín de Armida.
¡Río de Janeiro!... ¿Por qué se llamaría así aquel café o bar? ¡Vaya usted a saber! Sí, verdad, que había un rico café brasileño, pero... Quizá fuera el origen ése, pero, indudablemente, la fantasía del dueño, tentada por la visión de las tierras lejanas y quiméricas, debió contribuir.
Érase el local un verdadero bar a la americana, a la manera de los de New-York o Londres, pero en miniatura, donde, por raro contrasentido, no se expendía ninguna de las cosas propias de un bar.
Perico Aljubarrota, mientras esperaba a Lola, que le había rogado que fuese allí precisamente, y solo, para más misterio, pues necesitaba hablar con él, examinó la concurrencia. Los más, unos buenos señores que iban allí a ofrecerse un regalo, a degustar rico café mientras llegaba la hora de la oficina o la tienda; fuera de ellos... Sí; allá, en un rincón, había...
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