La bohemia londinense: 1

La bohemia londinense Capítulo I de Antonio de Hoyos y Vinent Los prolegómenos de una novela de Conan Doyle en el Colonial Julio Galán Barón estirose los puños, tal vez para resaltar aquella pulsera oriental (pacotilla de Tánger u Orán), recuerdo de su escapatoria al norte de África cuando se sintió -hijo único, rico y mimado- en el caso de olvidar los disgustos (que, afortunadamente para él, no tenía), y dar, de paso, uno a mamá (¡tan buena y abnegada la pobre!) y a papá (que, pese al aire feroz, le adoraba), al fin y al cabo decididos a perdonarle todo con tal de tener al hijo, que era la gran razón de su vida, y aseguró muy serio: -De la semana que viene no pasa. Embarco en los primeros días, y dentro de un mes me tenéis en el Senegal con mi rifle cazando tigres. Silvestre Fonseca, mientras se calaba el monóculo, afirmó con entusiasta fervor: -¡Cuenta conmigo! Ya sabes que esta vez me voy contigo sin falta. Aunque para ello tenga que cargar con el...

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