La Andalucía trágica: En Lebrija

La Andalucía trágica En Lebrija de Azorín Ya estoy en Lebrija. Yo no quiero engañar al lector; yo no soy un sociólogo, ni un periodista ilustre, ni un diligente reportero; yo soy un hombre vulgar a quien no le acontece nada. "Lo que a mí me ocurre -decía Montaigne- es toda mi física y toda mi metafísica." Yo ni aun estas palabras del maestro puedo hacer mías. Ya me encuentro en Lebrija. - ¿Cómo se llama usted? -le he preguntado yo a este mozuelo. - Benito López Cano -ha contestado él. Y yo he replicado: - Pues bien. Benito López Cano, yo le doy a usted las gracias y, además, dos reales. Este lebrijanito, descalzo, tostado por el sol, con unos ojos vivarachos, ha traído desde la estación sobre los hombros mi vieja y raída capa de hidalgo. A las once, el tren ha llegado a Lebrija; desde la estación se veía el pueblo a lo lejos; una torre fina, grácil, resaltaba por encima de las blancas fachadas y de los tejados negruzcos. El cielo era de un azul pálido,...

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