La altísima: 02
Capítulo II 02 Pág. 02 de 21 La altísima- Primera parte Felipe Trigo Stern, entre las varas, alargaba el cuello mordiendo rosas. Fué sacado al camino por la rienda. Sentado el cochero atrás, Víctor hizo arrancar á Stern de un fustazo. Esta soledad de la bella villa silenciosa, religiosa, en el silencio religioso de los campos... de los campos místicos casi espirituales, frente al mar desierto, de grandeza azul, le era hoy aún más intolerable. Giró á la derecha, subiendo la cuesta, bajando otra cuesta luego y perdiendo de vista el mar. Quería robarle al caballo algo de su salvaje bravura, que le hiciese desterrar meditaciones. Ya en la carretera, le dejó trotar á su albedrío. Los árboles quedabánse atrás como un vértigo de cosas. Los carros, que monumentalmente cargados de heno volvían en el atardecer á la ciudad, pronto alcanzados, pronto pasados, se apresuraban á detenerse y apartarse dejando pasar el tílburi. Debían creerle un automóvil al...
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