La Alpujarra:21

La Alpujarra Tercera parte: Capítulo 6 de Pedro Antonio de Alarcón - VI - Singularidad de las montañas alpujarreñas No bien nos convencimos de la gran verdad con que termina el capítulo anterior, echamos pie a tierra y nos sentamos al pie de unas robustas encinas que, en unión de los susodichos desollados alcornoques, sirven allí de penacho a la Contraviesa. Serían las tres de la tarde. Para bajar a Albuñol, término de nuestra jornada, nos bastarían dos horas.- Podíamos, por consiguiente, descansar en aquella altura, donde hacía fresco, pero en la que, sin embargo, no venía mal la sombra de los árboles... Salieron entonces a relucir las naranjas, el vino y las sabrosas pláticas propias de las amistades recientes, todo lo cual revestía una poesía inmensa en aquella región, más frecuentada por las nubes que por los hombres... Entre tanto; sumando ya en nuestra imaginación todo lo que acabábamos de ver en globo desde allí y todo lo que llevábamos visto...

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