Juvenilia - Capítulo 10
Juvenilia - Capítulo 10
de Miguel Cané
Recuerdo una revolución que pretendimos hacer contra don José M. Torres, vicerrector entonces y de quién más adelante hablaré, porque le debo mucho. La encabezábamos un joven, Adolfo Calle, de Mendoza, y yo.
Al salir de la mesa lanzamos gritos sediciosos contra la mala comida y la tiranía de Torres (las escapadas habían concluido), y otros motivos de queja análogos. Torres me hizo ordenar que me le presentara, y como el tribuno francés, a quién plagiaba inconscientemente, contesté que sólo cedería a la fuerza de las bayonetas. Un celador y dos robustos gallegos de la cocina se presentaron a prenderme, pero hubieron de retirarse con pérdida, porque mis compañeros, excitados, me cubrieron con sus cuerpos, haciendo descender sobre aquellos infelices una espesa nube de trompadas. El celador que, como Jerjes, había presenciado el combate de lo alto de un banco, corrió a comunicar a Torres, plagiando él a su vez a La Fayette...
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